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sábado, 6 de agosto de 2011

Intentando llegar al alma... de la vida

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid

Según escribió Van Gogh al final de su mísera existencia, "la vida, la razón de las separaciones, de las partidas, de la persistencia de la inquietud no se pueden comprender". Y que razón tenía, que una mente atormentada por la persistente  presencia de una enfermedad que lo estaba llevando a un estado de locura febril que le conduciría a la muerte  pudiera pintar esas maravillosas obras de arte que nos ha dejado, es algo que me resulta verdaderamente conmovedor y sublime al mismo tiempo.

No se puede olvidar que Van Gogh era un ser esencialmente altruista, y que su vida era un cúmulo de tristeza y soledad en la dura escuela de la vida. Por eso, en esta mi primera entrada de mi blog me gustaría rendir tributo a este genio de la pintura y de la vida, pues no se puede entender la una sin la otra en el devenir de cualquier persona dedicada al arte.

Y si hay algo algo que cualquier artista (y aquí incluyo todas las facetas de la vida) debe anteponer para la consecución de sus logros  es llegar a la máxima expresión subjetiva de su personalidad y plasmarla en sus obras, que éstas sean un fiel reflejo de sí mismo, e intentar superar el devenir vulgar de tantas cosas que nos rodean y nos convierten en meros clones. No importa que la amargura y la tristeza nos invadan, que la alegría y la felicidad nos desborden, todo debe quedar plasmado en el arte con un sentido interior de superación.

"Morirse uno mismo..., realizar grandes cosas, llegar a la nobleza y superar la vulgaridad donde se arrastra la existencia de casi todos los individuos", así reza una sentencia de Renan. Pero no hay que confundir superación y dar lo mejor de ti  con egoísmo y soberbia, en la vida hay que dejar constancia de tu paso respetando el entorno que te rodea, dando pruebas constantes de altruismo y sincera entrega a las pasiones nobles que te pueden envolver.

Sólo siendo fieles al sentimiento interior que impregna hasta la mas pequeña célula de nuestro cuerpo podremos quizás saborear una ínfima parte de esta vida que es mas que vida, escondida detrás de un alma que se nos desvanece constantemente entre los dedos y no podemos alcanzarla. Pero, al igual que para algunos artistas, entre los que me incluyo, el color puro expresa algo por sí mismo, la vida tiene infinidad de matices que iremos adquiriendo con el paso del tiempo, enriqueciendo nuestra experiencia y dando constancia de nuestro paso por este planeta.




Otoño
Invierno 2005


1 comentario:

  1. Empecé a leerlo con reticencia, pero la verdad es que me sorprendió el artículo gratamente, pero aún más me gustó el que lo firmases con un cuadro.
    Espero que no pierdas esta costumbre y nos regales más artículos tan interesantes como este acompañados de obras tan maravillosas como la que muestras en esta primera entrada.

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