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sábado, 9 de febrero de 2013

Las Tablas de Almazán

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid

En ocasiones, el  imprevisto hallazgo de algo que te hipnotiza completamente, y que te hace sentir emociones intensas (como sólo la contemplación de una obra de arte puede hacer), es motivo más que suficiente para dedicarle unas lineas.

En este sentido, centrándome en mi último viaje a Soria, para visitar Numancia y el Museo Numantino, tuve la agradable sorpresa de descubrir en una de las salas de este museo, especialmente habilitada para ello, una exquisita  obra de la pintura gótica. Me refiero al llamado "Tríptico de Almazán", atribuido al genial maestro de la pintura primitiva flamenca Hans Memling (1440-1494).

Saborear sus detalles, detenerme en la observación de sus pinceladas, descubrir la delicadeza de algunos rasgos, encontrar trazos apenas visibles,... me hicieron sentir un auténtico privilegiado, y más, sabiendo que esta obra procedía de Almazán, cuyo Ayuntamiento es el propietario, y que en un futuro próximo se expondrá en su emplazamiento definitivo, una sala habilitada en el Palacio de los Hurtado de Mendoza de Almazán.

Lo que se conserva de este magnífico trabajo pictórico son las dos alas que cerraban lo que en su día fue un tríptico, faltando su parte central, hoy desaparecida. Son de madera de roble, pintadas al óleo y doradas. En el ala derecha está representada Santa Isabel de Hungría y en la izquierda San Pedro Apostol. En la parte exterior, o sea cuando el tríptico está cerrado, lo que se observa son las figuras franciscanas de San Francisco de Asís en el batiente izquierdo, y San Bernardino de Siena en el derecho.

El Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Simancas, es el que ha llevado a cabo la restauración, además de un estudio multidisciplinar y de conservación de la pintura, así como un exhaustivo examen de  investigación que ha utilizado técnicas de análisis como la reflectografía o la fluorescencia de rayos x, que han sacado a la luz detalles propios de la pintura de Memling. Entre estos, destacar la pincelada de determinados rasgos anatómicos, como los pies, las manos y las pupilas de los personajes.

Es realmente una delicia observar la representación de Santa Isabel de Hungría, vistiendo el hábito franciscano debajo de la capa y sosteniendo en su brazo izquierdo la túnica de San Francisco, dentro de un espacio interior, con un suelo de mosaicos y grandes ventanales de arcos que se abren a un horizonte donde de pueden apreciar en la lejanía a dos personajes, uno de ellos una religiosa, en un edificio de construcción tipicamente flamenca, y que podría tratarse de un convento o algo parecido.  En el caso de San Pedro, el interior muestra los mismos mosaicos y arcadas, mientras que el horizonte está formado por un paisaje montañoso, y se representaría como fundador de la Iglesia de Roma.

En cuanto a su ubicación en Almazán, las tesis históricas nos llevan directamente a la época de los Reyes Católicos, y a sus continuas estancias en esta villa, entre 1474 y 1498, residiendo junto a su Corte en el Palacio de Antonio Hurtado de Mendoza. En primer lugar, lo que está claro, es que el estudio de los materiales y las técnicas utilizadas permiten ratificar, sin lugar a dudas, que es una obra de importación realizada en los talleres de Flandes, los cuales contaban en esa época con importantes encargos de los Reinos Hispanos. Esta obra está datada hacia 1480.Y en segundo lugar, Hans Memling fue uno de los pintores favoritos de Isabel la Católica, que unido al hecho de la especial adhesión de la reina a la observancia franciscana, parece más que evidente su procedencia.

Es curioso el hecho de que hace apenas unos meses estuviera visitando esta zona de Flandes. Me refiero a la maravillosa ciudad de Brujas (Bruges), donde Memling vivió desde 1465 hasta su muerte en 1494, y donde pintó la mayoría de sus obras. Y es en esta ciudad donde se encuentra el Museo Memling, ubicado dentro del Sint-Janhospitaal, uno de los museos más bonitos que he visto en mi vida. Aquí se exponen 5 de las más exquisitas obras de este genial pintor. Entre ellas el "Tríptico de San Juan Evangelista y San Juan el Bautista"(1474-1479), pintura que su sola contemplación te deja absorto. Guardando las distancias, se pueden observar ciertas similitudes con el estilo del "Tríptico de Almazán".

En definitiva, una auténtico descubrimiento para los amantes del arte, y para todas aquellas personas que saben emocionarse ante determinadas percepciones. Y mi enhorabuena al Ayuntamiento de Almazán, por hacer posible esta exposición, y su ubicación permanente en la villa, para que todo el mundo pueda apreciarla.











Portada del catálogo de la exposición en el Museo Numantino de Soria



Interior del catalogo con la recreación de una ficticia tabla central






4 comentarios:

  1. La verdad que me ha encantado tu articulo y el triptico, la luz en el cuadro de los monjes es fantastica y el colorido en los trajes es espectacular. (Doro)

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  2. Hace tiempo que soy seguidor de tu blog, me gustan mucho los temas que eliges. Y desde luego, Almazán es una auténtica caja de sorpresas. Estoy deseando visitar esa villa que tan bien describes. Me encanta tu nuevo artículo, y me encanta Memling.
    Fernando L.

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    1. Muchas gracias por tu comentario, es un auténtico placer tener como seguidor a una persona interesada por la cultura y el arte, algo raro hoy en día en nuestra sociedad. Un saludo.

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  3. Muchas gracias por hacer una tan buena publicidad de una de las localidades más bellas de la provincia de Soria.
    Y no es por que sea adnamantina.
    Es agradable teclear el nombre de tu localidad en Google y encontrar artículos tan maravillosos como este.
    Muchas gracias de nuevo y mucha suerte desde Almazán.
    Ana

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