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miércoles, 10 de octubre de 2012

Retorno a Atapuerca

Eduardo Beltrán y García de Leániz / Madrid


Volví a Atapuerca. Y si la primera experiencia fue inolvidable, esta segunda superó todas las expectativas. Era una visita especial, que había reservado con antelación, y en la que con un grupo reducido íbamos a visitar en primera linea el yacimiento de la Sima del Elefante. Al llegar, tuvimos la agradable sorpresa de que Eva volvía a ser, de nuevo, nuestra arqueóloga guía para adentrarnos en ese mundo intrincado, inundado de miles de años, de esta cueva kárstica con 15 metros de sedimentos, principalmente arcillas, cargados de un material esencial para recomponer no sólo nuestro pasado humano, sino también para conocer la fauna, la vegetación y el clima de esas épocas.


Era esta una gran oportunidad en la que pudimos observar a pie de cueva y apenas a unos centímetros, como se fueron formando los diversos estratos que la rellenan y conocer al mismo tiempo cómo es el trabajo  de campo realizado por los arqueólogos. Tuvimos el privilegio de subir por los andamios hasta lo que era el techo de la cueva, y bajar después hasta casi el suelo de la misma, digo casi pues todavía faltan 6 metros de excavación para llegar al mismo. Es en esta zona donde se encuentran los estratos más antiguos de la cavidad, superando 1,2 millones de años. Además, desde esta posición única, pudimos hacernos una idea de cuales eran las dimensiones reales de la cueva antes de saturarse de sedimentos durante el último millón de años.

Siguiendo atentamente la inigualable explicación de Eva, iba abriéndose a mi paso todo un amplio abanico de conocimientos que atesoran esas paredes arcillosas de tonalidades diferentes, que indican las distintas estratificaciones. Entre otras cosas, pudimos apreciar en sus niveles superiores la presencia de huesos fósiles de animales, posiblemente caballos. Esta zona correspondería a la parte media de la cueva, con una antigüedad de 300.000 años, donde hay también una gran presencia de herramientas líticas achelenses.

Y si hubo algo realmente emocionante, fue la contemplación de una cinta rosada en el nivel TE9. Esto significaba que en ese preciso lugar aparecieron en el año 2007 los restos humanos más antiguos del continente. Me refiero al descubrimiento de una mandíbula humana con alguno de sus dientes, con una antigüedad de mas de 1,2 millones de años, convirtiéndonos en los primeros europeos. A esta especie de homínido se ha denominado Homo SP, lo que significa que pertenece a una especie aún no determinada. Se piensa que es un representante antiguo de la especie Homo Antecessor. Además, a raíz de este descubrimiento se teoriza sobre un posible origen asiático y no africano en la evolución humana europea.

Había una cuestión, no obstante, que despertaba enormemente mi curiosidad, ¿cómo era posible conocer con tanta precisión la antigüedad ,tanto absoluta como relativa, de los restos fósiles? Yo ya conocía  los sistemas radiométricos, como el Carbono 14 (data hasta 60.000 años) y el Uranio (data hasta los 500.000 años), pero para tiempos superiores al millón de años, que métodos se utilizaban. Eva disipó rápidamente la duda: bioestratigrafia y paleomagnetismo.

Me llamó mucho la atención el empleo del segundo método, que estudia los cambios de polaridad que han tenido lugar en la Tierra durante los últimos dos mil millones de años, es decir un intercambio de los polos Norte y Sur. Se trata de encontrar minerales que contengan propiedades magnéticas, como la magnetita. Así, cuando se encuentra este mineral en las excavaciones arqueológicas, según la orientación que tenga se puede conocer su edad, comparando con los datos bioestratigraficos. En el caso de la Sima del Elefante, se encontró este cambio de polaridad en los niveles 16 y 17, que corresponden a 780.000 años.

Esto me trae a la memoria algunas noticias que he leído últimamente sobre el colapso magnético que se esta produciendo en la Tierra en estos últimos años, y que varios científicos apuntan a un posible cambio de la polaridad Norte y Sur. Se conoce que existe un cambio de polaridad cada medio millón de años. El problema está en que mientras se produce el cambio, nuestro planeta se queda sin protección ante los rayos cósmicos durante un cierto tiempo.

En fin, explorando todo un mundo fascinante, lleno de matices y abierto al descubrimiento de auténticos tesoros fósiles, que abarca muchas facetas de nuestro vasta cultura peninsular europea. Atapuerca abre sus puertas a un horizonte de conocimiento sin igual sobre nuestro paso por este planeta, y las futuras excavaciones en los yacimientos de seguro darán unos resultados que todavía nos asombrarán más. Mis mejores deseos para todos los que componen el conjunto Atapuerca.



Estratos de Sima el Elefante, donde se pueden apreciar huesos fósiles de animales.
Tomada el 29 de septiembre del 2012



Cinta que marca el lugar donde se encontró la mandíbula humana de 1,2 millones de años.
Tomada el 29 de septiembre del 2012


Estalactitas formándose en un hueco cercano al  suelo de la cueva.
Tomada el 29 de septiembre de 2012