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lunes, 29 de agosto de 2016

El promontorio

Eduardo Beltrán García de Leaniz / Madrid


Esta obra ha significado desde su comienzo un cambio constante de perspectivas y de contenido, fruto de los continuos contratiempos y avatares que la vida que me ha ido obsequiando durante estos últimos meses 

En su inicio, la composición era un campo extenso desde el horizonte hasta el primer plano con una pequeña encina a la izquierda. Después surgió de improviso la idea del promontorio, con un olivo solitario y cierta aridez en el terreno en el primer plano, amortiguada por la irrupción de un manto floral y al mismo tiempo un fundido de verdes y amarillos en la distancia.

Es una pintura complicada, teñida de sensaciones encontradas y muy diversas. En su aparente sencillez no deja indiferencia alguna al contemplarla, al contrario, te permite llegar a algún lugar lejano de unos sentimientos hace tiempo abandonados.

Os presento "El promontorio", obra realizada al óleo sobre lienzo con diferentes texturas.  



"Art is never finished, only abandoned"

viernes, 12 de agosto de 2016

La belleza habita entre nosotros

Eduardo Beltrán García de Leaniz / Madrid

Sorteando las eternas obras que siempre "decoran" la ciudad de Berlín, conseguí adentrarme en la Museuminsel, la isla de los museos berlineses. Rodeado de imponentes y elegantes arquitecturas, junto al impresionante contenido atesorado en todas ellas, este complejo museístico es tan fascinante como abrumador.

Mi meta era una bien clara, visitar el Neues Museum para encontrarme cara a cara con el busto de la Gran Esposa Real de aquel Faraón hereje que se hizo llamar Akenatón, la legendaria Reina de Egipto Nefertiti, "la bella ha llegado".

Entrar en la sala de la cúpula norte del museo y admirar el busto de esta Reina fue un momento mágico, incomparable, indescriptible, superando todas las expectativas posibles, y que ha supuesto un punto de inflexión decisivo en mi consideración del concepto de belleza en el arte. Es la obra de arte más bella que he contemplado en mi vida. Estaba frente a la belleza perfecta.

La armonía del conjunto, la simetría insuperable de su contorno, los delicados colores, los rasgos impecablemente bellos, el misterio que aureola el busto, hacen de esta obra de arte el compendio universal de la perfección y la sencillez, sobre todo tratándose de una obra del siglo XIV a C. Su autor tuvo que estar tocado por algún favor divino parar conseguir tanta belleza en un simple trozo de piedra caliza y estuco.

Preso de una intensa emoción, fui rodeando el busto acristalado constantemente, pues no quería perderme ni un solo detalle del mismo, los pliegues de sus labios, las arrugas de sus ojos, los tendones del cuello, el tono sutil de su piel,...Volví varias veces a la sala para contemplarla de nuevo, es como si no quisiera que ese momento terminara.

Tantos museos recorridos en tantos países, y fue en Berlín donde encontré la belleza perfecta.


Frente al Neues Museum
Julio 2016